2/06/2009





estallando los huevos contra el vaso, en la casa, dándoles de hostias a un tío y escuchándolo, metiéndole el cigarro en la cara y las gafas por la camisa.
metiéndole el banco donde pueda.

coge también un perro, lo acaricia como si lo quisiera, es pequeño, por la hierba dando vueltas como provocándose, y muchas cosas y tren
con la comba y las estatuas a la vez corriendo.

entra en un coche, un coche más o menos viejo, negro, y el tío que conduce con gafas de sol

estallando de todas formas, estallando como una cabrona.

le da la flor de allí del jardín, que todo el mundo está mintiendo todo el tiempo, se la pone por el pelo, viéndose la oreja y diciéndole que la ve
pero que todo sigue siendo mentira
todo el tiempo mentira.

es fea de cojones, con la cara muy alargada y el pelo le tapa mucho la cara, tú también eres mentirosa no?
si mientes será lo que seas.
intenta darle también una hierba, arrancándola del suelo, intentándolo. la raíz más larga no llega tan lejos.


le quema el pavo y la cara se quema tranquila con el viento, con la mano y el pelo, con lo que tiene dentro de la cara,
un negro quemado, un color, sólo un color con miles de colores, dejándose ir también, dejando ir cómo se quema una cara.

es la gente del surf la que sabe explotar, es lo que hay, besándose desde dentro, con el beso con lengua claro y dinamita con pólvora


se le ve haciendo el antifaz al lado de la cartulina, de la manta deshilachada, que sabe dar vueltas también
todos los amantes entran por la misma línea. es la misma línea.
esos chicos saben bien cómo cagar, saben bien cómo amar.
son lo mismo que todos.
vuela y vuela. y las muchas balas, las trayectorias de las balas, y vuela vuela
por todo el puto cielo largándose, por todos los pájaros.